Cada vez está más extendido el razonamiento en el uso de fertilizantes en agricultura. La conciencia, la eficiencia y la optimización de los recursos van de la mano con una idea clara, minimizar al máximo los problemas medioambientales que pueda generar el uso abusivo de los abonos de síntesis química en agricultura, manteniendo la cantidad y la calidad de la producción. En el caso particular de la viña, los excesos de abonado pueden generar otros problemas como exceso de vigorosidad, producciones demasiado elevadas, descenso de la calidad final de la uva o aparición de plagas y enfermedades por exceso de follaje.

Una solución a estos problemas es el uso de abonos orgánicos. Este tipo de abonos, son compuestos 100% orgánicos procedentes de residuos animales, vegetales o industriales en los que no aparecen materiales procedentes de síntesis química. Estos abonos poseen una menor riqueza mineral, pero de mayor calidad. Aportan cantidades considerables de materia orgánica con lo que mejoran notablemente las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos, factores determinantes en el éxito de las producciones en viticultura. Entre sus beneficios destacan el aporte de nutrientes y micronutrientes, reducción de la erosión, aumento de la capacidad de retención de los minerales y la humedad, incremento de la porosidad del suelo y por supuesto, el desarrollo de la actividad microbiana de los suelos, con lo que se aumenta la disponibilidad de nutrientes en formas asimilables para los cultivos y la capacidad de intercambio catiónico.

 

Hasta hace unos años, se venían utilizando estiércoles frescos, lodos de depuradoras o residuos industriales que tienen una serie de inconvenientes como el no estar esterilizados, posible presencia de hongos y metales pesados, alto contenido en agua o dificultad en el manejo por los olores que desprenden o las grandes cantidades que se necesitan aportar para cubrir las necesidades de los cultivos. La irrupción de abonos orgánicos de alta calidad de nueva generación en el mercado va a minimizar estos problemas y va a permitir ajustar las dosis de abonado, reduciendo además drásticamente las perdidas por evaporación o lixiviación.

Melfert es un abono 100% orgánico, sólido, peletizado, con un 66% de materia orgánica y totalmente esterilizado cuyo origen es gallinaza, estiércol de gallinas ponedoras, uno de los abonos orgánicos de mayor calidad que existen, dada su composición y riqueza mineral. Tiene una formulación NPK 4–3–3 y aporta una gran gama de microelementos, posee certificación ecológica y presenta solamente un porcentaje del 10% de humedad.

En el caso concreto del viñedo, estos abonados se realizarían entre los meses de noviembre y enero, y se pueden combinar con diferentes abonos de cobertera o fondo que sean de síntesis química siempre y cuando se realicen aportes responsables y con una justificación técnica. Actualmente, el abonado orgánico sólido es el más extendido en viticultura ecológica, debido a su calidad y a la estricta legislación vigente. Con dosis a partir de los 500 kg/ha aplicados de forma localizada en las viñas, se conseguirán producciones de mayor calidad, manteniendo la producción y de una forma más responsable. Produzcamos mejor con menos.

 

Texto: JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES

Regional Manager Olmix Ibérica